EduMed. Aprendizaje multimedia en eduación superior (fundamento teórico)
- Luis Corral Gudino
- 31 oct
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 nov
¿Te parece que los estudiantes simplemente no “enganchan” con tus clases?
Antes de pensar que la generación Z está perdida, pregúntate si enseñamos como realmente aprende el cerebro.
Esta entrada del blog es una invitación a reflexionar para quienes somos profesores y se basa en la teoría del aprendizaje mutimedia del Richard E. Mayer, un psicólogo educativo estadounidense que propone que aprendemos mejor cuando combinamos palabras e imágenes, que cuando solo usamos texto.
El autor basa su teoría en tres supuestos:
El doble canal
La capacidad limitada de nuestra memoria
El procesamiento activo
Doble canal
Una de las inercias más comunes es proyectar una diapositiva llena de texto y leerla en voz alta. Lo hacemos con buena intención, pero… el cerebro no funciona así. Si usas el canal verbal y el visual para repetir lo mismo, saturas en lugar de reforzar.

Capacidad limitiada de nuestra memoria de trabajo
La memoria de trabajo, donde ocurre el aprendizaje, tiene capacidad limitada. En medicina ya trabajamos con conceptos complejos (carga cognitiva intrínseca alta). Si además añadimos ruido visual o explicaciones innecesarias (carga extrínseca), el alumno colapsa.

Procesamiento activo para aprender
Y luego está la creencia (el error silencioso) de pensar que “explicar bien” equivale a que el alumno está aprendiendo. El aprendizaje significativo no es pasivo. Ocurre cuando el estudiante selecciona, organiza e integra lo que recibe Si solo escucha, probablemente lo olvide.

Una cosa que hay que tener en cuenta en la generación de material audiovisual, es que dicho material por sí solo no puede "dar la clase". Hay evidencia amplia de que es necesaria una guía y que el descubrimiento guiado (como andamiaje o scafolding) es superior al descubrimiento libre de la información.
Para que el estudiante pueda seleccionar, organizar e integrar la nueva información debe tener una base, un conocimiento previo sobre el que anclar el nuevo. Necesita una compresión al menos mínima de la información.
Por ello, cuando nos lanzamos a desarrollar material multimedia, la pregunta de partida no es si vamos a guiar o no a nuestros alumnos, sino cuándo, cuánto y cómo vamos a guiarlos. Tenemos que tener claro:
¿Qué objetivo educativo queremos alcanzar?
¿Qué método o estrategia pedagógica nos ayudará mejor a conseguirlo?
(por ejemplo: una clase magistral, una actividad colaborativa, un reto basado en problemas reales, la resolución de un caso clínico, una simulación interactiva, ... la combinación de varios)
¿Qué medio, canal o entorno educativo facilita su implementación?
(por ejemplo: clase presencial, clase en línea sincrónica o asincrónica, metodología híbrida, mediante una plataforma educativa o en redes sociales, uso de microvideos, infografía, podcasts,...)
Como ejemplo adjunto nuestra propia experiencia con una intervención educativa en redes sociales para enseñar los básicos del ECG, donde solo se podían utilizar las redes, sin clases ni tutorías. Funcionó en casi todos los alumnos, casi todos mejoraron, pero funcionó mucho mejor, mejoraron mucho más con respecto a su basal, en aquellos que ya partían de una base, habían tenido una guía previa (sexto de carrera), frente a los totalmente novatos (tercero de carrera).
Resumiendo
Todos hemos cometido estos errores. Pero si enseñamos medicina sin considerar cómo funciona la mente humana… ...estamos malgastando el tiempo. ¿Nos afinamos como docentes? Compártelo si te fue útil. En la próxima enrada del blog te presento los principios del aprendizaje multimedia
Referencias
El libro "The Cambridge Handbook of Multimedia Learning, 3ª edición, 2021" editado por el propio R.E. Mayer recopila y actualiza toda la teoría.
El libro e‐Learning and the Science of Instruction: Proven Guidelines for Consumers and Designers of Multimedia Learning, 5ª edición 2016 editado por R. E. Mayer y R. C. Clark.





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