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Desmontando los mitos de la retroalimentación en educación médica

  • Luis Corral Gudino
  • hace 58 minutos
  • 3 Min. de lectura
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Aprovechando la nueva guía publicada por la AMEE sobre retroalimentación y evaluación formativa (guía número 189), vamos con un repaso sobre lo que significa y cuáles son los mitos y creencias en torno a la retroalimentación más habituales.


En la educación médica tradicional, hemos operado bajo un modelo de "entrega", en el que el profesor transmite la información de forma unidireccional y le dice al alumno qué corregir. Este modelo deja poco espacio para la reflexión activa.


La evidencia actual nos invita a cambiar hacia un modelo de diálogo, donde la retroalimentación es bidireccional. El objetivo ya no es solo corregir errores, sino lograr que el estudiante analice sus propios datos, reflexione y participe en la interpretación. El aprendizaje significativo solo ocurre cuando el alumno contrasta y construye su entendimiento a partir de esa información.


Para lograr este cambio, primero debemos deconstruir las creencias que nos limitan.


Los 6 Mitos de la Retroalimentación


Existen varias ideas preconcebidas que, aunque bien intencionadas, suelen ser contraproducentes:

 

1. El mito de la inmediatez ("Cuanto antes, mejor")


Solemos creer que la retroalimentación debe ser inmediata. Esto es cierto para habilidades procedimentales sencillas (como corregir una sutura), pero en tareas complejas como el razonamiento clínico suele fallar por tres razones:

 

  • Carga cognitiva: Tras un evento estresante (ej. una reanimación), el alumno no puede procesar información nueva. 

  • Secuestro emocional: Si hay miedo o vergüenza, la amígdala inhibe la corteza prefrontal y el aprendizaje no se consolida.

  • Falta de reflexión: Dar la respuesta inmediata roba al alumno la oportunidad de autoevaluarse primero.


La propuesta: Es más efectivo esperar al momento adecuado, con el aprendiz preparado y el docente con un objetivo definido.

 

2. El mito del "Sándwich" (Elogio-Crítica-Elogio)


Esta técnica clásica busca suavizar el impacto negativo, pero la experiencia demuestra que falla por tres motivos :


  • Erosión de la confianza: El alumno sabe que el elogio es solo un envoltorio para la mala noticia y deja de creer en tus cumplidos.

  • "Esperando el golpe": Los estudiantes identifican el patrón y desconectan del elogio inicial esperando ansiosos la crítica.

  • Dilución del mensaje: La crítica válida se pierde. Además, por el efecto de recencia (recordar lo más reciente), el alumno puede quedarse solo con el elogio final y tener una falsa sensación de seguridad.


La propuesta: Haz una retroalimentación que cubra fortalezas y mejoras de forma directa y específica, sin esconder la crítica.

 

3. El mito del anonimato ("Es más honesto")


Creemos que el anonimato protege, pero el cerebro lo interpreta como una amenaza o un ataque al carecer de contexto relacional. Activa la defensa porque no permite hacer preguntas aclaratorias.

 

 La propuesta: La credibilidad surge de la relación. La retroalimentación cara a cara es más efectiva para cambiar conductas.

 

4. El mito de las métricas ("Más datos es mejor")


Abrumar al alumno con formularios y métricas provoca fatiga y que se pierda el foco de la retroalimentación.

 

La propuesta: Menos es más. Céntrate en 1 o 2 puntos clave que se traduzcan en acciones concretas.

 

5. El mito de la objetividad


Más del 50% de la variabilidad en una nota refleja al evaluador, no al estudiante (efecto del evaluador idiosincrático). Si presentas tu opinión como una "verdad absoluta", el alumno la rechazará.

 

La propuesta: Asume tu subjetividad. Usa frases como "Me resultó difícil seguir tu presentación porque...". Esto es irrefutable y abre la puerta a resolver el problema juntos.

 

6. El mito de la transmisión ("Es un regalo")


Asumir que la retroalimentación es algo que se entrega de forma unidireccional es un error. Si es un monólogo y no hay cambio en el desempeño, no es retroalimentación.

 

La propuesta: Consigue una retroalimentación eficaz. Esta es un proceso que solo se completa cuando el estudiante utiliza la información para mejorar.


¿Y la retroalimentación escrita es igual que la verbal? ¿Qué la hace distinta?


En el próximo blog lo reflexionamos.

 
 
 

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